06 julio 2010

El espíritu de la cosa

La última asamblea de la que participé en H.I.J.O.S. se había extendido hasta pasada la medianoche.
Se discutían los puntos que nuestra regional iba a presentar en el próximo encuentro nacional al que asistirían  representantes de Hijos de todo el país. Capital Federal iba a proponer cambios en los lineamientos básicos de la agrupación y el ítem en conflicto decía: "Reivindicamos el espíritu de lucha de nuestros padres". Las voces que más se alzaban, pedían que se eliminara la palabra 'espíritu' de la frase.
Yo estaba en Hijos porque acababa de enterarme que era hija de desaparecidos, necesitaba ocupar el rol social que me correspondía. Iba por la gente, por el idilio de estar entre pares, escarbándonos los ombligos. Nunca me importó el temario. Nunca había reparado en el contenido puntual del lineamiento, pero al eliminar el 'Espíritu' que era el costado romántico de la cosa, me quedaba con 'la Lucha' a secas: Lucha cruda, ajena y sobre todo, desconocida.
Eran los 90s del olvido reconciliatorio, imperio de la impunidad. Nuestra voz parecía valer nada hacia afuera y de pronto, sentí que tampoco tenía valor adentro. A muchos de nosotros recién se nos empezó a abrir la verdad sobre nuestros orígenes, cuando fuimos alcanzando la mayoría de edad. Fuimos encontrándonos, acercándonos como imantados, con una gran necesidad de estar juntos y de a poquito ir desmenuzando esa mostrosa Historia en común. Los que la conocían desde siempre, llevaban cierta ventaja y asumían un rol más protagónico. Los nuevos, más vulnerables, recién desayunados, nos quedábamos pululando en los alrededores de la burbuja, por los pasillos, en la cocina o en la periferia de la mesa de debate, del que yo nunca participaba por la ferocidad de algunas respuestas.
En la asamblea quedaba muy poca gente, pero los que conocían la dinámica se quedaban hasta el final (que en el sistema horizontal era cuando mejor se podía bajar línea o ganar la rosca por cansancio). Entonces se fue pasando de "Reivindicar el espíritu de lucha de nuestros padres" a "Reivindicar la lucha de nuestros padres" y una voz más fuerte que las anteriores impuso un "Y porqué no reivindicar también la lucha armada? O qué? Acaso somos todos cagones que no nos animamos a reivindicar de frente la lucha armada?"
y ese fué mi límite.
Por primera y única vez, pedí la palabra y cuando llegó mi turno expliqué: que yo acababa de descubrir mi historia y que, no por cagón pero si por ignorante, se me hacía enorme, insostenible esta bandera de la lucha armada. Que yo desconocía la lucha ( y casi todo el resto) de mis viejos y que por lo tanto no podía avergonzarme ni estar orgullosa. No puedo reivindicar lo que no conozco. También dije que creia que Hijos debía enfocarse primero hacia adentro para profundizar en conocer y cruzar las historias de todos los compañeros y que cuando todos, absolutamente todos, tuviéramos claro quienes somos, de donde venimos y cuál fue la lucha de nuestros padres, en particular y no solo en general, entonces podríamos pensar en reivindicar la lucha e incluso tal vez también la lucha armada y no solamente un moderado 'Espíritu de lucha'. Por otro lado agregué que reivindicar las acciones (buenas o malas )de los padres (vivos o muertos) no era el rol de ningún hijo. Que en cambio si era rol de los padres reivindicar las acciones de sus hijos y que las generaciones mas jóvenes era lógico que cuestionaran a las generaciones anteriores en vez de reivindicarlas, para que pueda existir evolución, desde la construcción crítica.

Me tiraron con todo
Como si me hubieran cambiado los polos del magneto, de pronto la fuerza del rechazo.
Me recriminaron especialmente que justo yo: hija-de, pudiera dudar en reivindicar la lucha, si mi padre había sido un héroe revolucionrio y no haberlo conocido antes, mia culpa. Me ladraron que si yo no iba a acatar lo que se decidiera en la asamblea, me fuera.
Y me fuí.

Eyectada



a amasar solita, todo eso que se me había ocurrido que teníamos que hacer juntos.

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Será que núnca creí en las figuras de héroes mártires?
Será mi naturaleza desacatada y cuestionadora?.
Será que he visto el árbol? o será que ví el bosque?


Todavía no lo se.
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(pero en este momento de la vida, tan distinto, estoy sintiendo el imán otra vez activo, que  tira y tira...y tiende a juntarnos.)