Si no los recuerdo, no los extraño.
No puede traumatizarme lo que ignoro.
No puedo amar lo que desconozco, pensaba.
En un contexto en el que familia era sinónimo de presión y opresión, el solo hecho de saber que existía la otra familia aún por encontrar, me daba asfixia. Solamente podía anticipar más presiones, reclamos y conflictos. Si una familia, ya era difícil, ¿para que sumar otra? después de todo, había sobrevivido hasta entonces sin ellos... ¿para qué podría necesitarlos cerca en el futuro?