CULTURA 

3 mayo, 2016

Diez escritores y escritoras sobre la designación de Manguel en la Biblioteca Nacional

Desde Notas les pedimos a diez autores y autoras una breve opinión sobre la designación del escritor Alberto Manguel al frente de la Biblioteca Nacional, en reemplazo de Horacio González. La decisión de asumir recién en julio, los 250 despidos y el escrache en la apertura de la Feria del Libro.

Alberto Manguel fue designado como director de la Biblioteca Nacional en diciembre de 2015 por el nuevo ministro de Cultura Pablo Avelluto. Además de escritor, ha sido periodista, docente universitario y conferencista en diversas universidades del mundo. Buena parte de su obra fue escrita en inglés.

Manguel, ausente de la Argentina desde hace más de cuatro décadas, puso como condición asumir su cargo recién en julio de 2016. En febrero realizó una breve visita al país y pasó por la Biblioteca Nacional. Hace algunos días tuvo a su cargo la apertura de la Feria del Libro en Buenos Aires, donde decenas de despedidos de la institución le realizaron un escrache.

Desde Notas, les pedimos a diez escritores y escritoras una opinión sobre la designación de Manguel, su posible gestión en la Biblioteca y su responsabilidad frente a los recientes recortes de personal.

Selva Almada

“Cuando designaron a Alberto Manguel como director de la Biblioteca Nacional (BN) sólo lo conocía de nombre, ignoraba su trayectoria y no podía mencionar un solo libro suyo. Ni siquiera estaba segura de si era escritor o académico o las dos cosas. Entonces empecé a leer los posteos emocionados de mis contactos de Facebook, la mayoría abiertamente contrarios al gobierno de Macri, que se alegraban y lo veían como la única buena medida tomada entre los desastrosos DNU. Así que pensé que entonces no estaría mal.

Pero alguien que decide no asumir su cargo hasta varios meses después, que no se pronuncia mientras despiden a doscientos y pico de trabajadores de la institución que dirige, que no propone alternativas, que se hace el desentendido antes las cartas firmadas no sólo por personalidades de la cultura argentina sino también internacional, que mira para otro lado cuando grupos de personas van y reclaman en su cara en la Feria del libro… Alguien que se mueve con tanta indiferencia y falta de respeto no tendrá nunca mi apoyo”.

Martín Kohan

“He leído una entrevista en la que Alberto Manguel aseguró que no iba a haber despidos en la BN bajo su responsabilidad, y que al convocarlo para tan importante cargo, nadie le había exigido semejante cosa. ¿Hay que creerle? Por supuesto, es lo que corresponde. ¿Qué pensar, entonces, de los numerosos despidos que se produjeron en la Biblioteca? Alegar que Manguel no asumió todavía es pueril, casi provocativo: o Manguel es el responsable o la Biblioteca Nacional está acéfala. Es preferible pensar lo primero.

Por ende, lo que debemos suponer es que, a la distancia y muy ocupado, Manguel no está enterado todavía de las decenas de despidos que se produjeron y que lo estarían haciendo quedar como un cínico. Los carteles que se alzaron la otra noche ante su discurso de inauguración de la Feria del Libro seguramente no alcanzó a verlos. Los muy lectores somos a menudo también miopes, de lejos no vemos bien. Pero apenas Manguel tome nota de lo que ha estado pasando, cumplirá con su palabra y los puestos de trabajo en la Biblioteca Nacional se preservarán. ¿Hay que creerlo? Es lo que corresponde”.

Marta Dillon

“No leí a Alberto Manguel. No conozco a nadie que lo haya leído. Lo que sé de él es que fue lector de Borges cuando era joven y que hizo su carrera en el exterior y que vivió en un castillo. Y que es el director de la Biblioteca Nacional que empezó su gestión (¿empezó su gestión?) despidiendo a más de 200 trabajadores y trabajadoras. Cuando el conjunto sea reincorporado, sabremos algo más de él.

Por ahora es un señor que tiene una biblioteca muy grande y que desconociendo el trabajo de cientos de personas y prácticamente todo de nuestro país, se dio el lujo de despedir, reincorporar, generar terror, ocasionar la muerte de un trabajador y apenas inmutarse frente a ese panorama”.

Kike Ferrari

“Alberto Manguel, a quién conocemos sobre todo porque de adolescente le leía en voz alta a Borges y a veces comía con él y con Bioy, dice que la BN debe cumplir el rol de una biblioteca. Uno puede preguntarse cuál es el rol de una biblioteca para Manguel. Puede preguntarse si participar en la vida cultural del país, de los debates culturales del país no es tarea de la BN. ¿O cree, Manguel,  que la razón de ser de la BN es prestar libros?

Sabemos que en el 2000 Manguel se mudó a Poitou-Charentes, en Francia, donde compró y recicló un antiguo castillo medieval para poner ahí su biblioteca personal de más de 40 mil ejemplares. ¿Quién visita la biblioteca de Poitou-Charentes? ¿Qué le hace pensar a Manguel que podrá manejar la BN como su castillo francés?”

Raquel Robles

“Tal vez en el ámbito de la cultura se sienta con mayor fuerza la falacia del ‘técnico independiente’. Pareciera que se puede hacer música, literatura, pintura, sin que esos actos incidan políticamente en la trama social en la que se insertan. Horacio González hizo un intenso trabajo político en su gestión y Manguel, con su mando a distancia y su gestión virtual, también. Más allá de las opiniones que cada uno tuviera sobre el kirchnerismo, lo que para todos era claro es que había múltiples y diversas grietas por donde trabajar, producir y hasta tener la ilusión de hacer el bien.

Esta nueva etapa parece no tener grietas de ningún tipo. El mal se multiplica y se diversifica en todas sus expresiones. Nunca hubo ninguna posibilidad de ser funcionario público ‘técnico’ o ‘apolítico’. Ahora no hay modo de ser funcionario sin ser o convertirse en un funcionario del mal. De todas maneras no nos preocupemos. Manguel, en su discurso de apertura de la Feria del Libro y sus extorsiones revanchistas en la mesa de negociaciones por los despedidos a raíz del escrache, nos dejó en claro que ya no le importa ser recordado como el hijo putativo de Borges y que sólo le interesa hacer la experiencia de trabajar entre muchos libros”.

Gustavo Pecoraro

“En un gobierno que parece ir tan a los ponchazos que hasta opaca las Testarossa de Menem, la parábola del despropósito se ubica en el nombramiento de Alberto Manguel cuyas funciones monitorea desde New York pero que no acreditará hasta julio. En ese no asumir de Manguel (que no le impide abrir «oficialmente» la Feria del Libro) reside una manera de enclosetar su designación en la que de todos modos suele regodearse. ‘Sería ingrato no aceptar un puesto que ocupó Borges’, repitió más de una vez.

Compararse con Borges tiene su osadía. Tanta como no hacerse cargo del puesto para el que fue elegido por el Ministro de Cultura. ‘No hay ninguna persona, ningún argentino con más condiciones que usted’, le dijo en su oportunidad Pablo Avelluto. Hay una canción que dice que New York en esta época es maravillosa. A ver si alguien se lo pregunta a Manguel cuando se lo cruce por estas tierras”.

Ángela Urondo Raboy

«No ubico a Manguel. No lo leí, no sé bien quién es.  Lo guglié para ver a quién habían puesto en reemplazo de Horacio González, a quien fácilmente ubico, como escritor, funcionario público y como persona, de haberlo visto en la Biblioteca o en la calle, con el gusto de leerlo y con esfuerzo, a veces, de entender algo. Quien fuera el cambio propuesto por este gobierno al que tanto le costó llegar al poder, y especialmente en el debut de la derecha a través de las urnas, debía ser una opción superadora. Sin embargo, la primera acción de este Manguel fue romper 250 veces su promesa de no despidos.

Manguel rompe su palabra en la casa de las palabras. Un gesto, concreto y simbólico, que es un retrato palmario de la gestión que representa. Este gobierno viene a querer romper el sentido de todas las palabras. Cambiando pasado por futuro, llamando ñoquis a los trabajadores, grasa militante a los nuevos perseguidos políticos o curro a los derechos humanos. Por último, cabe destacar que Manguel no habita en el país que administra. Deshecha, deshace a distancia, pero no viene a trabajar. El nuevo director es el principal mega ñoqui en la Biblioteca Nacional».

Ignacio Molina

«De la figura de Alberto Manguel no puedo decir demasiado: sólo sé que, por haberle leído algunos libros a Borges en voz alta en los sesenta, viene robando desde entonces, y que cuando hace unos meses le preguntaron por qué aceptaba el cargo ofrecido por el gobierno de ultraderecha dijo la siguiente banalidad: “Sería ingrato no aceptar un puesto que ocupó Borges”.

De lo que sí estoy más al tanto es de su gestión en la Biblioteca Nacional, aunque aún no haya asumido oficialmente: del despido injustificado de cientos de profesionales que vienen trabajando desde hace años, del cierre arbitrario de programas, de la brutal persecución ideológica y de los carros de la Policía Federal rodeando la manzana de la Biblioteca. Una gestión a la distancia que va en sintonía con las políticas de desguace y destrucción que se están llevando a cabo en todas las áreas del gobierno macrista, acaso el más dañino, después de las dictaduras militares, que hayamos vivido en la Argentina».

Juan Bautista Duizeide

“No tengo demasiado para decir de Manguel aparte de lo que sabemos por los medios: que al parecer se quintuplicó el sueldo respecto del que cobraba Horacio González, que se hizo el tremendo pelotudo ante el escrache en la Feria del Libro, que dejó que le hicieran el trabajo sucio mientras él seguía en New York City, que ya no es sólo un cómplice sino un partícipe necesario.

No tengo, además, ni uno solo de sus libros. Apenas una antología de relatos que coordinó a fines de los años sesenta para Galerna, basada en el grabado de Durero: El caballero, el diablo y la muerte. Siempre uso esa antología, titulada Variaciones sobre un tema de Durero, en los talleres que doy sobre Haroldo Conti ya que a partir de ese encargo fue escrito el cuento «Con Gringo», que relata en términos sacramentales la muerte del Che, aunque sin nombrarlo jamás.

¡Qué trayectorias tan distintas las de esos dos tipos que coincidieron en un proyecto literario, allá por 1968!»

Carlos Busqued

“No tengo nada para decir sobre la preparación o aptitud técnica de Alberto Manguel para dirigir la Biblioteca Nacional. Pero aceptó formar parte activa de esta enorme desgracia que se cierne sobre nuestro querido país desde diciembre de 2015. No creo que nadie que acepte entrar a la gestión pública en este marco venga con buenas intenciones. Todo lo que suceda durante este período será hambre peste muerte y guerra. Hago m{ias las palabras de un enorme argentino: ‘Puede haber caballo verde, más no uno de ellos honesto’. Ojalá puedan hacer mucho menos daño del que tienen planeado”.