14 agosto 2009

Sobre arte corporal e identidad

Significarse significa: darse sentido, entender el sentido de la propia vida y compartir ese sentido con los demás.

Todos tenemos un cuerpo con puntos fuertes y débiles.
El cuerpo es el medio a través del cual sentimos los estímulos de la vida.
Es nuestro principal medio de comunicación; por el cuerpo nos enteramos de lo que ocurre afuera nuestro y le manifestamos al afuera lo que nos pasa por dentro.
El cuerpo: movimiento constante, en permanente percepción del universo, siente diferente cada momento.
Estamos vivos porque tenemos un cuerpo. Somos el cuerpo vivo.


Hay quienes viven sin ninguna conciencia sobre sí mismos y otros que viven explorándose. Todos se significan de algún modo.
No todos desean hacer una búsqueda profunda (quizá porque no quieren, porque no pueden o porque no se animan).
Quienes no se conocen, aún así se expresan de un modo que creen propio.
Tratan de parecer iguales, de no ser notados, están escondidos en las preferencias populares, en las normalidades. Políticamente correctos, conservadores y obedientes. Prefieren no elegir. No saltar, no llamar la atención, no generar conflictos, no pasarse de la raya y así volverse partidarios, obsesivos de cualquier secta, club o moda pasajera y en inquisidores de los desiguales.
Es una guerra perdida: todo ser desde que nace, es único y singular. Distinto.

Quienes tienen la necesidad de descubrir qué los hace únicos, de reforzar sus características naturales, de construirse, inventarse y expresarse; de marcar y compartir sus particularidades, sus desigualdades; quienes se conocen, pueden compartir con facilidad quiénes son y hacerlo de un modo único, inventando un propio lenguaje; un alfabeto nuevo, para cada nuevo sentimiento.


El cuerpo, el instinto, la capacidad de explorar, de provocar, de jugar, son herramientas que todos tenemos y podemos usar (sin perjudicar a nadie) como mejor se nos ocurra.
Lo que se hace con el cuerpo no es una finalidad sino un medio directo para conocerse mejor, para saberse un poco más, para sorprenderse con las propias reacciones, para enfrentar los prejuicios que se tienen sobre sí mismo y para poder definir mejor los gustos y preferencias.
Explorar el cuerpo a voluntad, poner el cuerpo, usarlo, vivirlo, es la mayor expresión de libertad que una persona se puede dar.
Solamente basta con ser conscientes de estar viviendo una experiencia corporal para convertirla en sensorial y que sirva para aprender de ella.

Las marcas son el resultado de la experiencia: la huella, la consecuencia.
Todas las marcas son permanentes, aunque algunas parezcan invisibles y otras no estén en el cuerpo.
El cuerpo con sus marcas permanece mientras hay vida y la vida con sus marcas, mientras hay cuerpo.

Las modificaciones corporales parten del deseo de producir una pequeña alteración física controlada, una marca que exprese en la superficie del cuerpo, algún rasgo del interior.
Son una expresión de libertad y significación.
Son una confirmación de ser únicos. Son reapropiación de lo propio.

Un medio de significación común es el tatuaje.
Mediante el tatuaje se plasma un sentimiento o una idea en el cuerpo.
Un registro de un momento efímero o sensación singular.
El relato gráfico pasa a formar parte de la biología de la persona.
Por lo que podemos decir que una persona no lleva los tatuajes en el cuerpo, sino que son parte de ella y que comunican su esencia.
Cuando el diseño es una respuesta honesta a las inquietudes de la persona, el tatuaje adquiere un significado íntimo y profundo que trasciende la cualidad ornamental del mismo.

Hay un dicho que dice que al tatuar las agujas van removiendo la piel para dejar al descubierto los colores que la persona lleva dentro.




Parábola histórica, de lo singular a lo popular.

La masificación y la moda le cambiaron de sentido del tatuaje.
Pero en vez de generarse un círculo virtuoso en donde se pudiera crecer creativamente y explorar nuevos rumbos gráficos y expresivos, se cayó en la repetición. A pesar de la aceptación y el permiso social, prevaleció la necesidad del uniforme. La clonación.

La intención de la masa parece ser hacer lo mismo que otro haya hecho antes con probado éxito. Pero el resultado es distinto. Va perdiendo impacto, va perdiendo el sentido, va perdiendo, inclusive, la belleza estética, el rol decorativo.

Todo ya fue hecho y es influencia. Todos en algo nos repetimos.
La diferencia la hace lo que se le agrega de propio a propósito.
Cuando no hay nada propio en lo que hacemos, o cuando es forzado, o inseguro, las respuestas, los resultados, no son genuinos. Es el sin sentido de la repetición.

El tatuaje insignificante se volvió masivo (un delfín pequeñísimo para que no se vea, una letra china para que no se entienda, unas cerezas, una pisaditas de oso fuera de escala, o bien una masa de líneas negras entrelazadas, mal llamada tribal.)
El deseo de lo insignificante. De no decir nada. De no ser.
La significación de quien elige marcarse una insignificancia.
Ser insignificante. Ser sin sentido. Ser Nada.

Pero ser uno más. Ser parte. Ser muchos.
Como los que se tatúan para pertenecer: Logos, clubes de fútbol (viva boca), marcas, productos, rótulos (Born to loose-XXX-Vegan-Puta-Hermosa-Chevrolet-Rolling Stones)

Qué pasa con el origen, el fundamento, la intimidad, el porqué de las elecciones que se hicieron, cuando se ven fuera de contexto. Cuando se da la paradoja de que “el original” se encuentra rodeado de sus propios clones, vuelto un cliché vulgar de si mismo.
Que pasa cuando se produce la necesidad de un nuevo cambio, una mutación que nos devuelva a ese lugar, en el que solo entraba uno mismo. El arte corporal Es la persona. Es muy difícil volver atrás, cambiar de planes, rehacerse, borrarse.

Sería un gran gesto de quienes no tienen ideas propias, recurrir a algún tatuador de categoría, que sepa interpretarlos artísticamente a cada uno, en vez de ir al tatuador más barato del barrio y juntos usurpar impunemente los derechos de autor de alguien y el derecho de ser único de alguien más.

No vale el homenaje, no vale decir qué es influencia, cuando es copia de señas particulares. Es robo de identidad y es un espanto.