01 diciembre 2010

D(2)Volver

Recuerdo el ruido, las explosiones, los gritos y mi llanto y mi miedo. Recuerdo la incomodidad, el sofoco de la tela y la estrctura de metal debajo del asiento del auto; la necesidad de volver a sentirme a salvo, en un lugar segura, en los brazos de mamà, duèrmete niña, duèrmete ya. Recuerdo el ùltimo contacto cuerpo a cuerpo, que no llegò a ser abrazo, ni beso, ni despedida, apenas una brusca sobrevida. Recuerdo su voz y su olor y su miedo. Recuerdo mi incomprensiòn. Ese ruido. Recuerdo la perspectiva de esa esquina, sentada sobre el capòt de un auto, entre muchos otros autos desordenados. Los recuerdo a ellos y a sus radios de walkie-talkies. Y hay mucha gente, entre quienes busco uno por uno, cara tras cara, entre todos esos desconocidos, a mis padres recièn perdidos . Y recuerdo cosas sueltas de los otros lugares donde me llevaron despuès: Un cuartito azul, o verde clarito, luminoso, en una parte màs tranquila, dònde creo que me dieron de comer (o donde tuve mucha hambre). Y tengo un recuerdo saliendo de ahì, a la derecha y despuès bajando por unas escaleritas angostas que desembocan en un pasillo, con  muchas puertas a los costados y mucha oscuridad. Recuerdo ruidos y olores.
Algùnos de esos lugares ya los encontrè, otros todavìa no. Puertas, ventanas, con formas especiales o en ubicaciones muy particulares, que quedaron repitièndose en mi memoria a la hora de los dulces sueños; hasta la actualidad, como los tubitos largos de metal, asomándose por las mirillas que se abren en las puertas, o por ventanucas escondidas, cañitos finitos y largos, de metal, que salen de cualquier parte hasta quedar muy, muy cerca de los ojos, hasta poder verlos por dentro.

No recuerdo si me dieron comida, ni quièn me hizo dormir, ni quièn me limpiò el culo, ni quièn me hizo Què ahì adentro. No recuerdo cuando dejè de llorar. Cuando dejè la necesidad. Cuando empecè a olvidar.

Algo mio quedò en el D2 y algo del D2 quedò dentro mio. Espero que este Juicio permita devolver las cosas a su lugar, poder recuperar algo de lo mìo y aliviar un poco el peso de esta carga, que nunca me debiò haber tocado. Que los horrores. se vuelvan por donde vinieron, que se vayan con sus autores y que despuès de este juicio, ya nunca màs me pertenezcan.